Monda & Lironda

REVISTA AZUAYA ESPECIALIZADA EN CRÍTICA CULTURAL Y ESCRITURA CREATIVA

NÚMERO 21

AGOSTO-SEPTIEMBRE 2024 | CUENCA, ECUADOR

Estereotipos, interculturalidad y pueblos amazónicos

Por: Romina Gallegos Brito


¿Cómo resignificar las voces y los gritos de los pueblos indígenas en un contexto sociopolítico, económico y ecológico que se aferra a continuar anulando su significado histórico y a racializar sus aportes, prácticas culturales y posiciones políticas? ¿Por qué es tan difícil que las culturas mestizas podamos ser capaces de entender su lenguaje, desde el habla y sus simbolismos?

Entre las tantas respuestas a estas preguntas, luego de acompañar al territorio panamazónico1 por casi nueve años, creo que el poder hegemónico es la variable principal que da cuenta de por qué no ha sido posible que se generen diálogos interculturales a niveles macro, es decir, de los pueblos indígenas con los estados, las empresas y con la ciudadanía en general. Esto es lo que sigue sosteniendo las barreras de la diferenciación racializada (Hall 2013) y el distanciamiento entre las culturas. Como sabemos y hemos experimentado —en carne propia— todo marcha bien cuando aceptamos sin críticas ni sospechas los mandatos socioculturales impuestos.

Niña waorani de la comunidad Guiyero. Yasuní, Ecuador, 2017. / Romina Gallegos.

La Amazonía también posee un mandato heredado por la colonización: es territorio de explotación y no debe ni puede salirse de este designio. Es territorio peligroso, donde habitan los mal llamados salvajes, aucas o jíbaros2, y es en este lenguaje despectivo donde se naturalizaron las barreras simbólicas que los cosifican hasta hoy. La Amazonía alberga entre 377 a 511 pueblos indígenas y aproximadamente 120 pueblos en aislamiento voluntario o de contacto inicial3. La historia de colonización de este territorio, al igual que en toda Amerindia, estuvo cargada de despojo, violencias y muerte. Los pueblos se veían obligados a adentrarse en la selva o adaptarse a las nuevas reglas de racialización y mestizaje que imponía Occidente. En la actualidad, el rol de los pueblos con los diversos actores va variando y evolucionando, generando así nuevas dimensiones de diálogo y tensión.

Por ejemplo, al Estado y a las empresas les interesa que los pueblos amazónicos acepten los proyectos extractivistas y aparezcan en las fotos durante la entrega de dádivas. Esperan que firmen las listas de asistencia de los talleres de socialización, para decir más tarde que «han cumplido» con la consulta previa, libre e informada. Pero, como bien se muestra en el documental La Consulta Inconsulta (2013), están lejos de cumplir con los estándares mínimos. Los estados y las empresas siguen tratando a los pueblos como personas de segunda clase y se asustan cuando ellxs dicen NO y BASTA.  

Para la academia, los pueblos cumplen adecuadamente su rol cuando están abiertos a ser estudiados y analizados, cuando comparten sus prácticas y conocimientos, o cuando son útiles para algún proyecto de vinculación estudiantil. Pero, si piden ayuda para ser acogidos en medio de una conmoción nacional —como en junio de este año— entonces a las universidades ya no les conviene y cierran sus puertas.

Dentro de las organizaciones indígenas también existen expresiones de utilitarismo y corrupción. Se experimentan graves problemas de representatividad con las bases. Ha habido casos en los que los dirigentes venden los territorios a las empresas extractivas, sin dialogarlo con sus comunidades. Así mismo, estas redes de corrupción se tejen para mantenerse en el poder. En algunos casos, el rol de las mujeres lideresas amenaza a la política tradicional y suelen no ser bien recibidas cuando alcanzan algún puesto de representación.

Por otro lado, la cultura mestiza disfruta de los estereotipos indigenistas. Les gusta ver retratados a los pueblos en fotografías, artesanías o en productos exóticos. Es bueno que las comunidades indígenas mejoren, claro, pero siempre y cuando sus decisiones no pongan en riesgo la calidad de vida en las ciudades. Para muchos mestizxs, el lugar de lxs indígenas está lejos de la ciudad. En junio de este año, vimos cómo la racialización diferenciada se agudizó en las denominadas marchas por la paz. Allí se clamaba por una paz que sostenía el deseo de la muerte y el encarcelamiento de Leonidas Iza y de todxs «lxs malxs indígenas» que se atrevían a levantar su voz.  

Sin duda alguna, las garantías sobre el diálogo intercultural están en constante disputa, tanto con los actores externos como al interior de los propios pueblos. Existen, digamos, elementos que nos desafían a no romantizar el diálogo intercultural, pero tampoco a prescindir de él. Tenemos la urgencia de vencer esa diferenciación racializada para reconocer las realidades, las luchas y las propuestas de los pueblos amazónicos más allá de los mandatos impuestos.

Es inexplicable, además, la forma cómo ellxs, pese a seguir siendo amenazadxs y condicionadxs, mantienen vivo el sentido de la lucha. Por ello, creo que su resistencia está cargada con sus gritos y sus dolores, pero también con una inesperada esperanza que aún no se agota. No quiero hacer mías sus voces, así que, comparto en este texto algunas de las consignas y exigencias de varios pueblos con los que he compartido. En estas palabras está el sentido profundo de la resistencia, esa que renace en medio de la desesperanza:  

«Estão ameaçando nossas vidas, a dos nossos filhos, a dos nossos netos, e as vidas das gerações futuras dos povos indígenas». (Rosildo, 2017)4.  

«Todos dicen que las riquezas son para el Estado. Ahora, nosotros respetamos, pero ellos no nos respetan. Nos quitan nuestra tierra y los recursos que dejaron nuestros ancestros». (Victoria, 2018)5.

«We cry for our rivers, environment, mountains… because they cried to us». (Charles Lewis, 2018)6.

«Debemos luchar porque tenemos cultura y debemos defenderla. Nuestra cultura es nuestra teología, nuestra filosofía que debemos enseñar a nuestros jóvenes». (César, 2019)7.

1 Bioma que aglutina a nueve países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Guyana, Guyana Francesa y Surinam, con una extensión de 7.8 millones de kilómetros cuadrados.

2 Expresiones que hacen referencia a los pueblos waorani y shuar del Ecuador.

3 Según los datos de mapeo e investigación de la REPAM, existen 377 pueblos indígenas. Sin embargo, para la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, COICA, se contabilizan 511 pueblos indígenas.

4 Pueblo jaminawa arará, Brasil.

5 Pueblo ashaninka, Perú.

6 Pueblo toshao, Lethem, Guyana.

7 Pueblo kichwa, Ecuador.

Referencias bibliográficas

CIDH. 2019. «Situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas y tribales de la Panamazonía». En Pueblos indígenas y tribales de la Panamazonía. OEA.

COICA. 2021. «Memoria de la Cumbre de Mujeres Originarias de la Cuenca Amazónica». Cumbre Mujeres. Quito: COICA.

Hall, Stuart. 2013. «El espectáculo del Otro». En Sin Garantías. Quito: Corporación Editora Nacional.

REPAM. 2016. «Memoria de Diálogo con Pueblos Indígenas Triple Frontera». Memoria Tabatinga. Quito: REPAM. 

———. 2019. «Atlas Panamazónico». Quito: REPAM.

———. 2019. «Informe de Aportes al Sínodo Amazónico de los Pueblos Indígenas de la Panamazonía». Quito: REPAM.

Walsh, Catherine. 2017. «Gritos, grietas y siembras de vida. Entretejeres de lo pedagógico y lo decolonial». En Pedagogías decoloniales: Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir. Quito: UASB/Abya-Yala.

Romina Gallegos Brito. Quiteña. Socióloga. Feminista. Estudios Culturales. Intentando hacer teología desde los márgenes. Enamorada de la Amazonía, sus pueblos y sus espiritualidades.

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