Por: Sebastián Berrezueta

Sleep Night & Death. / Imagen libre de derechos intervenida por Juan Contreras.

Y me nombro.
Y el nombrarme transmarika
me desapega de mis deseos.
Y el nombrarme transmarika
les da permiso para ejercer su violencia,
les da permiso para deshumanizarme.

Después de tanto, de tan poco,
estoy en la ducha,
friego mi cuerpo con tanta fuerza
que pareciera que quiero arrancarme la piel.

Después de tanto, de tan poco,
yazco en el suelo,
huele a orina que no me pertenece.
Yazco en el suelo,
última pitada, no sé cómo levantarme de este sitio.
Amigxs me levantan,
y en el proceso me dicen:
«Acoge, amigo mío,
acoge el balbuceo de mi corazón.
Seremos testigxs silenciosos,
que miran por la ranura que apenas deja tu corazón,
que olvidan repetirte el fortunio que representas.
Acoge amigo mío, repiten,
ahora que la vida escuece un poco más,
acoge el balbuceo de mi corazón.
Úsalo, destruye, lo que sea necesario para que regreses con nosotrxs».

Y los miro a todxs,
esos testigxs silenciosos.
Y asiento y continúo.
Y asiento con tristeza,
y con la maldita incertidumbre,
porque no sé cuánto tiempo más puedan levantarme,
porque no sé cuánto tiempo más me queda con ellxs.