Monda & Lironda

REVISTA AZUAYA ESPECIALIZADA EN CRÍTICA CULTURAL Y ESCRITURA CREATIVA

NÚMERO 23

noviembre-diciembre 2024 | CUENCA, ECUADOR

Carta a Sandra De la Torre

Hola, Sandra.

Soy Alicia, tengo nueve años, quiero decirte que me gustó mucho tu libro, la historia es muy interesante y creo que muchas niñas la hemos sentido.

Quiero preguntarte ¿cómo y cuándo supiste que querías escribir cuentos para niños y niñas? Me gustaría saber qué sientes al saber que otras personas se inspiran cuando leen tu libro.

Deseo que sigas escribiendo muchas más historias y te deseo un lindo día.

Alicia

Quito, 24 de septiembre, 2024

Querida Alicia:

Sentí una ilusión nueva al leer tu carta, porque llevaba largo tiempo sin recibir palabras de lectores, escritas en hojas a cuadros y decoradas con un dibujo espectacular. Hubo una época cuando me enviaban cientos de cartas con saludos o preguntas o comentarios sobre mis cuentos, escritas por estudiantes de escuelas de Quito, Guayaquil y hasta de Lima. Todas venían adornadas con escarcha o acuarelas, recortes o corazoncitos, pero ya no más. Parece que las cartas están en peligro de extinción.

Así que, gracias, gracias, gracias por escribirme. Además, tu nombre me ha sacado un gran «¡Oh!» de asombro. Las Alicias son niñas in-te-re-san-tí-si-mas. A mí me pone de cabeza la que conoce el País de las Maravillas, que es la misma que visita el otro lado del espejo.

Me cuentas que has leído Agua de lluvia en las medias y que la historia te pareció muy interesante, y también dices algo que me hizo feliz: «creo que muchas niñas la hemos sentido». La niña protagonista de mis versos siente el agua de lluvia que se mete por el hueco de su zapato y siente un deseo. Se asoma al deseo a través de un hueco y tú me confiesas que has sentido el hueco, la lluvia, la historia… ¡y que muchas niñas la han sentido! Eso es enorme para mí, porque, cuando escribo, intento recoger lo que una niña siente o dice y no dejar que esos tesoros caigan al suelo.

Gracias por el dibujo que acompaña tu carta. Me doy cuenta de que te expresas muy bien de manera gráfica. Te diré lo que me dicen tus imágenes: la niña sin ojos mira su deseo. No tiene ojos, porque ve hacia dentro, se concentra en eso que no tiene aún. Está separada de su deseo, por una línea que le impide alcanzarlo. Lo deseado siempre está más allá, más lejos, al otro lado de lo posible. El deseo es una casa en tonos rojos —igual que los zapatos de mi historia—, con una puerta cerrada, como la reja de una cárcel. No puedes entrar en ella, ni siquiera puedes acercarte… ¡Pero tu corazón está ahí!, del otro lado. Tu corazón-pájaro-amarillo está vigilante. Al menor descuido, traspasará la puerta y tendrá lo deseado. Otros pájaros revolotean alrededor de esa casa para «darle alas». Tu dibujo conversa con mi historia y la hace tuya.

Me preguntas cómo y cuándo supe que quería escribir cuentos. Fue un día de julio del año 2015, cuando adopté a un perro callejero y él no dejaba de mirarme con urgencia. Me contaba su historia que llegó a mezclarse con la de mi pequeño hijo. Una historia que merecía contarse y supe que lo haría. Después de haber convertido la vida de mi perro en un libro (que lleva por título Tormenta de arroz), comencé a escribir historias sin parar, cuentos para niños y grandes. Los cuentos para niños se han publicado también en México y Chile, y han llegado a muchos rincones del mundo. Y los cuentos para grandes están a punto de publicarse.

Dices que te gustaría saber qué siento cuando otras personas se inspiran al leer mi libro… Siento algo como electricidad explosiva que me sube desde el dedo gordo del pie a las mejillas. Me asombra poder servir con mis palabras, hacer casas, cobijas o hachas y púas que alguien pueda usar como herramienta, refugio o idea. Se me encienden los ojos cuando a alguien se le encienden los ojos con mis libros.

Gracias por desear que yo siga escribiendo muchas más historias. Para eso, voy a necesitar un hueco y un zapato nunca rojo, lluvias —lluvias a montón—, y, sobre todo, medias mojadas que incomoden al andar.

Besos para la niña del corazón-pájaro.

Sandra

Sandra de la Torre Guarderas (Quito, 1971). Es poeta, narradora y guionista. Estudió Comunicaciones en Northwestern University. Ha publicado, entre otras obras: El hueco en el zapato (Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2012), Niños de agua (Premio Internacional de Cuento Libresa 2018), Andinismo en la azotea (Premio Editorial Buenos Aires Poetry 2019), Anhelo de alas rojas (Premio Fundación Cuatrogatos 2024). Ganó el Premio Darío Guevara Mayorga del Municipio de Quito en 2017, 2019 y 2023; el V Certamen Internacional de LIJ FOEM (2021), con su colección de cuentos Donde las rimasopas rimasopean; la convocatoria Pichincha en Libros 2023 con Tormenta de arroz; y en 2024 la convocatoria editorial de la UArtes de Guayaquil con Treinta y seis gradas y diecisiete puertas. Sus obras más recientes, Cola de reptil, La vuelta del paraguas y La caja con lazo, también fueron premiadas con fondos concursables de los gobiernos de Ecuador y Chile, respectivamente.

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