Migración: la frontera es una línea imaginaria
Las recientes imágenes de los migrantes que están cruzando a pie la frontera entre México y EE. UU. recuerdan la angustia que vivimos por allá en 1999, cuando se hicieron cotidianas las fotografías de las personas que lloraban mientras veían despegar los aviones que partían con sus seres queridos. Es posible que esta narrativa de la incertidumbre e inestabilidad haya contribuido a que percibamos a quienes se movilizan como los vehículos que transportan los peligros que los obligan a huir de sus hogares. En este contexto, hemos perdido de vista que migrar también es un derecho que se ha coartado y criminalizado a través de políticas de deportación y expulsión, o a través de mecanismos de esclavitud y explotación que también evidencian racismo, xenofobia y aporofobia dirigidos no solo hacia los compatriotas que caminan a EE. UU., sino hacia quienes cruzan a nuestro país. Por esto, para nuestra décimo quinta edición, decidimos repensar la movilidad humana.
Para este número contamos con la colaboración de Fernando Falconí, quien presenta tres puntos de vista que exploran cómo, por qué y quiénes migran; la periodista Vanessa G. Sánchez, que sale en busca de quienes huyen al interior de las fronteras de nuestro territorio, motivados por las extorsiones y la amenaza constante del reclutamiento y violencia relacionada al narcotráfico. Por otro lado, la entrevistada del mes, Alicia Ortega, nos propone repensar el fenómeno migratorio desde el concepto del desplazamiento y la expulsión. En la sección Literatura, Sandra León Quito recurre a la poesía, mientras la escritora mexicana, Marisol Arnot, presenta un fragmento de su novela inédita My name is Chabela. Por su parte, Verónica Andrade Aguilar reseña Un abrazo de tres minutos, un documental que le sirve también para reflexionar sobre la añoranza por los que están lejos. Finalmente, Joaquín Dávila, se convierte en el primer lector de Una tía para Mía de Silvia Albuja, libro ganador de la Convocatoria Abierta para Publicaciones 2023 de la CCE Azuay.
En esta edición nuestros colaboradores han escarbado en la herida de la partida, han hablado con desplazados y han recordado cómo es caminar en la oscuridad, para que podamos concebir que, como dice Falconí, «el corazón también es una diáspora». ¡Pasen a leer!
Monda & Lironda de la CCE Azuay
Ilustración de Abigail Cárdenas intervenida por Juan Contreras.
CRÍTICA CULTURAL
Cuántos de nosotros o de nuestras familias somos o fuimos emigrantes e inmigrantes. Cuántas veces más nos tocará serlo. Somos raíces, sí, pero también somos semillas que nos sembramos y florecemos en diferentes territorios, a lo largo y ancho del mundo. Tenemos derecho a ser de donde queramos y podamos. Un país es también de los que quieren vivir y superarse en él.
Tres cuadros desplazados
por: Fernando Falconí (Falco)
ENTREVISTA
Alicia Ortega: claves necesarias para comprender el juego perverso de la migración
por: Rosalía Vázquez Moreno
ACADEMIA DISIDENTE
Para quienes huyen nunca hay tregua. No hay garantías sobre la vida. Es imposible planificar porque siempre se corre el riesgo de tener que volver a empezar desde cero. Huir es pasar hambre, es dormir temporalmente en un albergue, es dejar la escuela, es levantar con esfuerzo las paredes de un hogar y no saber cuándo se lo va a tener que abandonar.
«Salí corriendo»: extorsiones, reclutamiento y migración forzada en Ecuador
por: Vanessa G. Sánchez
LITERATURA
Canto de pájaro deshabitado
por: Sandra León Quito
LITERATURA
Nos guiábamos por el sonido de los zapatos del de adelante rompiendo las hojas y las ramas secas del suelo. Aunque había algunos senderos que pudimos haber recorrido de pie y sin tener que hacernos más heridas en el cuerpo, Quintero nos hacía ir por donde no había camino trazado. Decía que era «la clave de su éxito como coyote»: hacerse sus propios caminos, no andar por donde otros ya lo habían hecho.
Fragmento de la novela My name is Chabela
por: Marisol Arnot
PLATAFORMAS DIGITALES
Tres minutos… tiempo
por: Verónica Andrade Aguilar
INFANCIAS